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Muralla urbana.

 

 

 

  • Otras denominaciones: Castillo. Recinto amurallado.

  • Caracterización: Arqueológica, arquitectónica.

  • Tipologías: Defensa.

  • P. Históricos: Edad del Hierro II - Iberos.

  • Descripción:

    Como toda ciudad musulmana de cierta importancia, Baeza presentaba tres recintos sucesivos de fortificaciones: castillo, alcázar y murallas. El perímetro de estas defensas sería de unos dos kilómetros y medio. 
    El circuito murado discurría empezando por la Puerta de Jaén, por la calle del conde de Romanones, donde se abrían las puertas del Rastro Barbudo y Azacaya; luego giraba por la calle Barbacana hasta la torre de los Altares o Aliatares. Allí torcía para seguir la calle Obispo Narváez, antes Barreras, donde se abrían las puertas del Cañuelo y Úbeda. Proseguía por la calle Puerta Requena, donde estaba la puerta de Quesada, y luego tiraba para el suroeste por el paseo de las Murallas que bordeaba el escarpe del cerro, hasta unirse con la Puerta de Jaén. En este tramo había dos puertas: de Granada y del Postigo (dos) y además la de Conde de Haro, que era comunicación con el Alcázar. 
    Según el detallado plano de Jimena Jurado, el recinto constaba de 53 torres o torreones, incluyendo el de los Aliatares y otros seis del alcázar. De las puertas vemos las de Barbudo, Azacaya, Cañuelo, Úbeda, todas ellas dobles, el resto sencillas. 
    Se observan en las puertas dobles una curiosa disposición, la puerta propiamente dicha se integra en la línea de la muralla, como si fuese sencilla, a fin de hacerla doble se le añade un corral, unas veces extramuros (Azacaya) y otras intramuros (Cañuelo, Úbeda), de este modo el atacante ha de pasar por un patio intermedio, coronado de adarves defensivos, encontrando además un acceso desenfilado o en recodo (excepto en la puerta de Úbeda). 
    Parece evidente que la cerca primitiva, que sería la califal, dotada de ingresos rectos y sencillos, sufrió una remodelación en época posterior, seguramente almohade, que la dotó de ingresos dobles y desenfilados. Esta reforma, sin embargo, pudo también hacerse en época cristiana. En cualquier caso la importancia de Baeza en la edad Media supuso un proceso continuado de restauración y acrecentamiento de sus murallas.

  • Datos históricos: 

    Parece que las fortificaciones musulmanas de Baeza arrancan de las obras emprendidas por Haxem-ben-Abdelazis en 886. Poco después, el caudillo muladí ibn Hafsun añadió la plaza a sus dominios y la mantuvo por espacio de casi veinte años. 
    Durante el siglo IX se la disputaron los reinos de Granada, Sevilla y Almería. Al debilitarse el poder almorávide, Alfonso VII de Castilla la conquista para perderla en 1157 en favor de los musulmanes. En 1159 ibn Mardanish la arrebataría a los almohades. 
    En la época de Yusuf I (1163-1184) la ciudad debió ser fortificada dentro del programa emprendido por el califa. 
    El 21 de julio de 1212 a los tres días de las Navas de Tolosa, el ejército cristiano llegó a una Baeza desguarnecida y desierta; parece evidente que los cristianos no causaron daños importantes en las defensas, pues éstas resistieron un asedio regular meses más tarde. 
    Al Bayasi se proclama califa de Baeza, rebelándose contra al-Adil. Éste le arrebató todos sus territorios, y en 1224-1225 lo sitió en Baeza, quedando finalmente el alcázar en posesión de los castellanos al ofrecerlo Al Bayasi como contrapartida a la ayuda prestada. 
    Tras la muerte de Al Bayasi la población intentó recuperar su alcázar de manos cristianas, dando lugar al final a su evacuación en 1226, época en que empezó su repoblación cristiana. Conoce nuevos asaltos en épocas posteriores: 1368, 1407, 1464, y 1475, esta última debido a las guerras civiles, siendo Baeza partido de la Beltraneja. Los Reyes Católicos ordenaron demoler el alcázar hasta los cimientos.

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