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Centro Histórico de Baeza.

 

 

 

  • Tipologías:Centros históricos

  • Descripción:

    El núcleo urbano se sitúa en la colina denominada Loma de Úbeda, próxima a la margen derecha del Río Guadalquivir, rodeada de una campiña de tierras fértiles. Los bordes Oeste y Sur del casco urbano están constituidos por una cornisa que se asoma al valle, mientras que una vaguada atraviesa el núcleo en dirección nordeste-suroeste. Sus altitudes más significativas son: el Alcázar (borde Suroeste), 776,0 m.; la Plaza de la Constitución, 752 m. (748 m. en la parte baja); y la Plaza de Toros, 776 m. El viario urbano posee una estructura compleja de trazado irregular, que responden a sus fases de desarrollo y muy condicionada por el medio físico como en el borde sur con las vaguadas, por las preexistencias defensivas de las murallas. Consta de tres grandes ejes, que se corresponden con las prolongaciones hacia el interior del núcleo urbano de las carreteras de Jaén, Linares y Úbeda, y que terminan uniéndose en el centro de gravedad del mismo: la Plaza de la Constitución. Los barrios históricos están articulados en torno a puntos de importancia urbana o geográfica. Pueden distinguirse dos zonas morfológicamente diversas: el recinto amurallado y medieval, de manzanas irregulares y calles estrechas, y los ensanches centistas, con un tejido urbano más amplio y menos irregular. La tipología residencial responde mayoritariamente a viviendas unifamiliares y multifamiliar en manzana cerrada, con patios de parcela, es decir, casa patio con galería, de dos plantas, y a veces con altillo. Son escasos los edificios de más altura. La tipología más antigua data de los siglos XV y XVI, siendo al mismo tiempo la más predominante: numerosos palacios y casas solariegas, dispuestas en torno a un patio central y, en muchos casos, ricamente decoradas. Estas casas suelen encontrarse sobre todo en el recinto amurallado y algunos sectores de extramuros.En el centro de la ciudad se detecta una tipología residencial de corte historicista, propia del siglo XIX. Aunque se han producido reformas y sustituciones en el caserío generalmente no han afectado sustancialmente la forma tipológica, conservándose hasta las viviendas de más baja calidad.

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